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El alma en China

De nuevo estoy viajando a China, la inauguración de la nueva sede de SedeenChina es una estupenda excusa para hacer otro viaje.

Ya no cuento las veces que he venido a este país, pero me sigue sorprendiendo en cada viaje lo rápido que cambia y las diferentes sensaciones que puedes percibir, haciendo que cada regreso sea diferente.

La sensación de ser único, diferente para ellos, ya me acompaña durante todo el recorrido, pero además de único, puedes sentirte rico. Sí, en China te puedes sentir rico con muy poco dinero, en 5 horas de espera he gastado 40€ en el aeropuerto de Beijing yendo a comer a uno de los restaurantes más caros, en el que he pagado 66 RMB (7€) por dos platos, he recibido un masaje de 50 minutos por dos chinos a la vez uno en mis pies y otro en mi espalda por 270 RMB (30 euros), mientras ambos me miraban con absoluta adoración porque llegan a un grado de tal amabilidad que sólo están pendientes de asegurarse de que estés bien…  y he terminado la espera sentada en una lujosa cafetería tomando un capuccino y un muffin por 40 RMB (5€) mientras cada camarera que pasaba a mi lado me miraba y sonreía, qué amabilidad transmite China, qué placer verles tan felices y sonrientes continuamente.

Siempre he dicho que los chinos imitan pero no saben copiar el alma, la esencia, son capaces de poner un circuito de Spa pero no saben entretener a la gente mientras cambia de piscinas, no saben envolverte con música o entretenerte en el camino con olores de esencias o cafés (o tés en su caso)… Hace años visité un resort de chinos para chinos (no para turistas) al suroeste de Hainan y, salvando las distancias, era como un todo incluido de Punta Cana, si lo mirabas sin entrar en mucho detalle, pero las playas estaban llenas de algas y cangrejos y nadie se bañaba… todo parecía igual, pero faltaba, de nuevo, la música, la animación, el movimiento, faltaba el alma… Pero ahora, quizá ahora tengo que cambiar de idea, he encontrado parte de ese alma en este viaje, mi capuccino estaba igual de bueno que el que me tomé en un Haggen Danz de Dubai hace unos días,  hasta han dibujado el corazon con la nata. He recordado mi último café en la plaza de opera de Madrid, aunque ese capuccino tuvo de especial la compañía y aquí estoy, viajando sola de nuevo y sintiendome como en casa… mi cafetería del aeropuerto de Beijing tenía parte de Madrid… Así que quizá ya han encontrado la esencia, ya no tengo que preguntarme cuando podrás decir que Shanghai es glamuroso, se repetirá el «París de Oriente» como en los años 30? creo que sí, en este viaje he podido entrar en un restaurante, en un pueblecito cercano a Yiwu y sentir que estaba en Europa. Hace 4 años, al menos para mi, hubiera sido impensable así que ahora ya puedo decir que China empieza a captar el alma.

Helena Ramos