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La fábrica que lo produce todo, por Adrián Díaz

Unos meses atrás, estuve con un cliente en una fábrica de vestidos muy simple y me pidió que le preguntara al fabricante si podían producir unas chaquetas para las que necesitaba una calidad superior, aunque el precio aumentara.

Lógicamente, el cliente no comprendía cómo funciona el sistema de fabricación actual y su pregunta podía tener sentido desde una perspectiva occidental. Os voy a explicar por qué desde una perspectiva china, la pregunta no podía llevarnos a ningún escenario deseado.

El sistema chino de fabricación

Es comprensible que no seamos capaces de entender cómo ha evolucionado el sistema de fabricación en China hasta conseguir una optimización tan eficiente como la que tenemos en estos momentos. En algunos casos, cada vez menos, seguimos pensando que el chino es un individuo pobre, tecnológicamente subdesarrollado al que voy a tener que enseñarle como producir mi producto.

Tengo grabada a fuego una conversación de hace más de 12 años donde un importador occidental con alma colonialista pedía que cargaran unos contenedores de forma más rápida y cuando le preguntaron si quería que trajeran 10 operarios más, respondió: “10 o 1000, me da igual”.

Por suerte para todos, China ha cambiado. Su enriquecimiento y nuestro empobrecimiento ya no nos permite esos lances, pero a veces no somos capaces de percibir que han sucedido cambios increíbles en la sociedad china, no sólo el económico; de hecho, si ha podido darse ese cambio económico, es porque en la trastienda se han dado muchos otros.

Quiero empezar con un pensamiento muy básico. Y a pesar de que muchos de vosotros quizá lo tenéis claro, probablemente otros no tanto y así unificamos conceptos desde el escalón más elemental.

 ¿Dónde se produce una moto?

Una moto no se produce en una fábrica, sino en 200. En un lugar o en varios, se produce el motor. Una fábrica produce la llanta, otra el neumático, los frenos estarán producidos entre varias fábricas y lo que nosotros consideramos “la fábrica de frenos” simplemente ensambla ese montón de piezas. Una fábrica produce el plástico de los retrovisores, y otra produce el espejo. Y lo que nosotros llamamos «fábrica de retrovisores», simplemente los ensambla. Creo que se entiende. Todas estas piezas se llevan a lo que nosotros llamamos la fábrica de motos y ésta las ensambla. Al final, esa «fábrica» es, en realidad, un proceso de ensamblaje de piezas que se han producido en muchos otros lugares, pero, fabricar, no fabrica nada.

En cualquier caso, ni nos lo explican ni es necesario que lo entendamos cuando realizamos un pedido de motos. Vemos el producto, el precio nos sirve, aceptamos las condiciones y lo que pasa de puertas adentro es poco menos que magia.

Pero si somos curiosos y nos gusta entender el por qué de todo, es importante que entendamos esto.

Choca bastante con la idea original de la producción global de un producto; parece que la fábrica compra las máquinas de inyección, compra los moldes, los materiales, genera las piezas, las pule, les da el acabado, las pinta, y esto para cada una de las piezas, las ensambla todas en el producto final y, en definitiva, fabrica el producto de la A a la Z.

Optimización de recursos

El sistema de producción chino tiene poco o nada que ver con esa idea. Un conglomerado de talleres satélite con miles de fábricas alrededor de un centro principal; en realidad hablamos de una optimización de procesos natural ya que el propio mercado evoluciona y compite para ofrecer mejores productos constantemente. En una fabricación donde se produce cada una de las partes del producto final, o una mayoría de ellas, en la propia fábrica, corremos el riesgo de no ser todo lo eficientes que podríamos en alguna de las piezas ya que su coste queda diluido en algún rincón del coste de la pieza final.

Subcontratar cada pieza nos permite identificar cuellos de botella, puntos débiles y oportunidades de mejora constante.

Esto no lo han inventado los chinos, aunque en China es donde mejor se ve reflejado. Una fábrica que conozco bien por dentro y resulta paradigmática en España, es SEAT-Martorell. No sólo genera miles de puestos de trabajo indirectos en una industria inacabable de naves y pequeños talleres alrededor de su fábrica, además, esta técnica se ejecuta en el propio interior de SEAT donde encontramos con centenares de servicios subcontratados, como el mantenimiento, la limpieza, la pintura e incluso el ensamblaje de algunas partes y modelos.

 Cuando mostramos que estamos perdidos en China

Entendiendo esta especialización llevada al extremo, imaginemos una fábrica de tornillos. Es muy común que un cliente que está visitando una fábrica aquí en China nos pida que esa fábrica le provea de una tuerca especial que él necesita. Es posible que puedan hacerlo, lo que no es probable es que lo hagan al mejor precio. El problema es que el responsable de la fábrica jamás nos dirá que no.

Decirte no es, primero, perder un negocio extra, aunque no sea el suyo principal y, segundo, la posibilidad de que te vayas a otra fábrica y acabes comprando en ese segundo lugar el tornillo y la tuerca.

Pero quizá el tornillo y la tuerca es un ejemplo demasiado cercano, busquemos uno extremo: ese tornillo y esa tuerca sirven para ensamblar un led en nuestro prototipo. Cuando le preguntemos a nuestro interlocutor en la fábrica si pueden proveernos del led, también nos dirá que sí. No por las razones que di antes, que también, sino porque nos ven tan perdidos, que se estarán posicionando como nuestro proveedor en China ante todo lo que necesitemos, capturándonos en un servicio que solventará todas nuestras necesidades. No hace falta decir que, además de la comisión que pagaremos por el servicio de llevarnos a la fábrica de su amigo, el hecho de que nos vea perdidos en China incrementará todos los costes del producto original que habíamos venido a buscar a su fábrica.

¿Fábrica o Trader?

Una vez tengamos claro que cada fábrica en China está especializada en un producto determinado y muchas de ellas en una parte muy específica de un producto concreto debemos huir de las fábricas que nos ofrecen un catálogo amplísimo. O no huyamos, claro, quizá nos interesa, como comenté en el episodio 6 de Lejano Este, “Fábricas vs Traders”.

Quizá preferimos dar con ese trader que nos ofrece martillos, serruchos, cuerda, cadenas y una taladradora en un único catálogo. Pero, tengamos claro que no es una fábrica.

Especialización en calidad

Además de la especialización en un único producto, algo que me cuesta mucho explicar es que las fábricas están especializadas en una única calidad. Yo mismo, había vivido varios años en China y no lo entendí hasta que un día abrí mi propia fábrica.

Y aquí tenemos que, de nuevo, sumergirnos en la cultura china y la evolución de este país entendiendo cómo se han creado las fábricas chinas.

Una fábrica china no es un proyecto creado hace 80 años con la ambición de hacer los mejores martillos del mundo y cuando tú llegas allí eliges cuál te gusta, que calidad quieres y te lo llevas puesto.

 Fábricas bajo pedido

Cuando trabajé en la fábrica de cervezas Damn descubrí el concepto de producir bajo pedido en lugar de producir por stocks. No entendía por qué habiendo únicamente 4 o 5 modelos de cerveza, fuera tan arriesgado “stockar” producto. ¿Se iba a dejar de vender toda la cerveza de esa marca de un mes para otro? Aunque yo no lo entendiera, algún experto habría recomendado no tener todo ese cash-flow bloqueado en el almacén ni siquiera un mes, y era más optimo producir únicamente lo que ya estuviera vendido.

Bien, si entendemos el ejemplo in-house de Damn, extrapolémoslo a la creación de fábricas en China. Las fábricas se crean con un pedido en la mano. El 90% de las fábricas que visitemos, tendrán menos de 10 años y una gran mayoría de ellas, menos de 6 años. Es cierto que en los últimos 3 ó 4 se ha parado esa tendencia por una burbuja de sobreproducción que existe en el país y de la que hablaré más adelante, pero quedémonos con esta idea: creas una fábrica cuando tienes quien te compre toda la producción. Primero viene el pedido y después la puesta en marcha. Puede resultar anti-intuitivo pero es así como funciona en la mayoría de ocasiones.

“Tan buenos no serán”

Aquí hago un pequeño paréntesis sobre el tema de la edad de las empresas en China. Como os digo, lo más común es encontrarse empresas de menos de 10 años. Una vez llegué a China con un cliente español que llevaba 30 años en su sector. Nos dejaron solos en una mesa con varios chinos que, obviamente, no podía imaginar que yo hablaba chino. Se dedicaron a comentar con total naturalidad lo que pensaban de nuestra empresa y producto. Daría para un capítulo entero la cantidad de anécdotas que se dan escuchando conversaciones entre chinos cuando piensan que no les entiendes.

En este episodio voy a mencionar una frase que es muy paradigmática de cómo piensan los chinos. Una barrera cultural que a veces nos bloquea: “Si llevan 30 años en el sector y todavía no se han hecho ricos, tan buenos no deben ser”. Imaginad qué lejos estamos culturalmente.

Desempleo negativo

Volvamos a las fábricas y al concepto de que una fábrica se crea con un pedido en la mano. Un compromiso de compra de la producción por parte de alguien. Nadie monta una fábrica para tener que crear después, deprisa y corriendo, un equipo de ventas. Si no, tienes al personal parado. Recordad que el nivel de desempleo es negativo y que si no le das trabajo a tus operarios se van en frente. A una fábrica donde sí ven un futuro.

En esa etapa de creación de una fábrica, se produce una especialización y búsqueda de la eficiencia máxima en producción para el cliente que originó la creación de esa fábrica. Construimos cada proyecto con un standard concreto. Hay una calidad y sólo una para cada fábrica. He visto pocos casos de fábricas que puedan realizar productos en varias calidades. Siempre creando líneas de producción separadas y, aún así, en la mayoría de casos el sistema colapsa a la larga.

Consideraciones clave al crear una fábrica desde cero

Voy a entrar en un tema mucho más técnico. Os voy a describir varios puntos que me parecen clave.

1.- Cuando creas una fábrica compras una maquinaria concreta. En el caso de la maquinaria textil, puedo hablaros en primera persona. La maquinaria puede variar entre 5 y 10 veces su coste, en función de si buscas lo último del mercado. Máquinas programables con cosido automatizado, etc. o buscas maquinaria básica. Obviamente, el coste de la maquinaria se amortiza en el precio de cada unidad. Si pretendes rebajar todavía el precio del producto final más el producto final, puedes comprar maquinaria de segunda mano aumentando aún más esas diferencias.

2.- La materia prima va acorde con tu maquinaria. Nadie coloca asientos de piel en un autobús de hace 20 años. No tiene sentido comprar material de calidad que va a estar sujeto a errores continuos y va a provocar pérdidas notables.

3.- La mano de obra también define crucialmente el proyecto. Trabajadores locales especializados que trabajan de forma correcta y algo lenta o mano de obra importada del interior que hará lo posible por sacar el máximo número de unidades sea cual sea su calidad. La pericia de cada empleado va muy unida a la maquinaria y coste de los materiales. No queremos provocar daños de un coste inasumible. No sólo es importante cómo elegimos nuestra mano de obra sino también cómo les pagamos. Pagar por pieza, es garantía de velocidad. Pagar por hora, garantía de calidad. Además del sueldo, podemos incidir en las condiciones laborales. Esto provocará una plantilla más costosa y algo más estable o una plantilla más económica con una rotación mayor y, por tanto, un conocimiento de los procesos menor que repercutirá en la calidad final.

4.- Las instalaciones se crean acorde con todo lo anterior. No tiene sentido invertir en suelo, techo, iluminación, aislamientos, climatización ante la dureza del invierno y el verano si después vamos a optar por una plantilla económica e inestable y una maquinaria de batalla. De la misma manera, pensando en una plantilla estable y cómoda, buscaremos instalaciones bien comunicadas. Permitirles volver a casa en 20-30 minutos, en lugar de tener que tomar varios autobuses. La alternativa cuando buscamos precio son instalaciones remotas más económicas. Proveeremos de habitaciones a nuestra plantilla. En este último caso, sólo funcionará con trabajador de otras provincias.

Ejemplo práctico

Existen muchas más variables, no me daría tiempo a describirlas todas; pero quedémonos con este ejemplo. Una fábrica llamada “Calidad triple AAA» en una zona más o menos céntrica. Bien climatizada, con maquinaria de calidad, que paga a sus trabajadores por hora. Ofrece buenas condiciones laborales y pretende hacer productos de alto nivel comprando los mejores materiales posibles.

Llegamos con un cliente que nos dice: “¿podemos preguntar en esta fábrica si podrían hacer esto mismo a mitad de precio, aunque bajaran un poquito la calidad?”. Ese concepto de bajar un poquito la calidad se hace desde un total desconocimiento de los procesos, como he estado explicando hasta ahora.  Es disculpable obviamente.

No entro ni si quiera a comentar el margen de las fábricas. Es realmente ridículo. Muchas veces por debajo del 10% buscando la economía de escala.

Experiencia personal

Después de años analizando en mi propia fábrica por qué un trabajador no podía fabricar más despacio o más deprisa de su velocidad «de crucero», llegué a un ejemplo que me sirve para ilustrarlo: todos tenemos una velocidad cuando escribimos. Será más rápida o más lenta, pero es la nuestra. ¿Podrían pagarnos para escribir más rápido? Sí, pero cuánto tiempo podríamos mantener esa velocidad, el doble de rápido de lo normal, sin agotarnos o, desconcentrarnos y volver a nuestra velocidad habitual.

Yo, al menos, a los pocos minutos, en cuanto perdiera mi concentración, volvería a velocidad normal. ¿Y si me pidieran escribir a la mitad de mi velocidad para mejorar la calidad? Más de lo mismo. En cuanto me despistara, volvería a escribir a mi velocidad normal. Incluso me auto-convencería de que puedo conseguir la misma calidad sin ir más lento.

Economía de escala

Seguimos con el ejemplo de la fábrica “Calidad AAA”. El ejemplo común del cliente que dice: “es que si me bajan un 30% el precio en lugar de 1000 unidades puedo pedir 100.000. Hay procesos que es cierto que abaratan el precio. La economía de escala es el más evidente. Si puedo comprar materiales para 100.000 unidades en lugar de para 1.000, mi materia prima será más económica. Existe un concepto en fabricación que es la curva de aprendizaje de cada trabajador con cada artículo distinto.

Un trabajador puede tardar 10 minutos en coser el primer vestido y 1 minuto en coser el vestido número 1000, si los 1000 son iguales. No hay nada que moleste más a un fabricante que un pedido gigante con pocas unidades por modelo. Cuando el trabajador supera la parte más costosa de su curva de aprendizaje, le cambias de producto y vuelve a empezar de cero.

Bien, salvando estas excepciones que hacen que la economía de escala pueda reducir el precio sensiblemente, lo que no podremos es hacer que una fábrica orientada a producir productos de calidad alta rebaje su calidad para llegar al precio buscado.

De nuevo, el fabricante no nos dirá que no. No quiere dejarnos ir, pero no es lo adecuado y, a la larga, no funcionará.

 Dejemos de soñar

Y como no funcionará y tendremos que volver a buscar un nuevo proveedor más adecuado a la calidad que perseguimos, dejemos de soñar con esa fábrica «Calidad AAA”.  No se adapta a nuestras necesidades. Reconsideremos de nuevo aquella otra fábrica, algo más sucia, algo más alejada, pero que nos dio el precio que queríamos en la calidad que aspirábamos.

Todo esto, no significa que no podamos regatear o buscar condiciones mejores. Pero si entendemos la especialización de cada fábrica tendremos mucho ganado la próxima vez que intentemos elegir el proveedor que mejor se adapta a nuestras necesidades.

¡10 episodios ya!

Y hasta aquí. Terminamos este décimo episodio. ¡10 ya! Parece muy poco, pero la verdad es que ha sido toda una aventura. Muchísimo trabajo y dedicación para poner en marcha este podcast. Y aunque odio la publicidad y el atosigamiento continuo de los videos, blogs, podcasts, etc. Diciéndome todos los días que me suscriba, que ponga cinco estrellas y todo eso… La verdad es que es fundamental para que el programa se sostenga.

Me sigo comprometiendo a hablar de esto lo menos posible. Lo voy a intentar mencionar sólo cada vez que cumplamos 10 episodios. Y bueno, si pensáis que ofrecemos contenido de valor y queréis seguir escuchándonos, suscribíos. Dadle 5 estrellas en Itunes o me gusta en iVoox, o incluso en Spotify. Tenemos nuestro canal allí, os suscribís y nada, con ese pequeño empujón seguiremos aquí otros 10 capítulos sin molestar con esta promoción. Intentaremos que todo el episodio sea contenido valioso.

No dejéis de venir

Ha sido un placer, como siempre estar aquí con vosotros. Hoy desde Indonesia. Un lugar maravilloso que lo está pasando mal por culpa de estas calamidades climatológicas. Nos piden que hagamos un llamamiento: a parte de donar quien quiera y pueda, hay mil lugares para hacerlo; os pido que no dejéis de venir.

La mejor donación que podéis hacer es seguir visitando el país. Bali es un paraíso en la tierra, pero más allá de Bali, Indonesia es uno de los países menos explorados y que creo que más tiene que ofrecer y más puede sorprender. Y estos acontecimientos alejan brutalmente al turismo. Los que se han ido, es una verdadera tragedia pero los que sobreviven se tendrán que levantar mañana y buscar algo que echarse a la boca. El turismo es clave en esta economía, han perdido en muchos casos todo lo que tenían. No les quitemos además su trabajo.

Os dejo con una de Confucio:

«Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”

Gracias y hasta pronto.

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